
Y allí están escribiendo con letra y con sangre
en las hojas olvidadas del otoño,
en los mares que libertan su oleaje,
en la cópula bendita entre el cielo y la noche,
en la llama que arde infinita en las venas;
allí están, malditos como adanes desterrados,
fornicadores de hadas y doncellas en el bosque,
inflamados los corazones de estrellas y de amores,
con todas las velas desplegadas esperando el viento,
con el pecho abierto como loicas,
enamorados de la muerte y de la vida,
para continuar con su carnal canto del alma .
Walter Pineda